El mar, inmenso y profundo, refleja el cielo azul, y sus olas susurrantes cantan a la soledad. La espuma blanca como flores rompe en las rocas frías, y en su vaivén constante, esconde secretos del mundo.

Oh mar, mi confidente, en ti hallo mi razón, y cuando mis días pesados me abruman con su carga, pues te busco en tu abrazo para encontrar la calma, y disolver en tu abrazo todas mis angustias.

  • José de San Martín